El poeta se detiene y le canta a la vida, le canta al amor, le canta a la esperanza y le canta a la quimera de la floreciente vida de los hijos, no hay amarras, no hay buques, no hay puertos solo el ejemplo flor de vida; si, semilla sembrada no en época de cosecha ni en terreno fértil y se va podando día a día, a veces en la adversidad y dificultades.
Solo con un gran eco de la mar, sin destino ni camino, a veces con gran mareaje, firme y sonoro, dando muestras de su gran poder de hacerse sentir en las profundidades con una gran rica vegetación.
Ese cimiento fuerte, da vida, amor y esperanza; de construir una nueva vida, una nueva luz, una nueva esperanza, un adalid, un nuevo ser: que será fértil, fecundo y con un gran poder, de ser tan útiles e independientes como es el mar.
Esa es la vida, la edificación y consolidación de nuestros hijos. Así; mañana estarán en vida, en un gran puerto, seguros, confiados y con solidarios; que serán el desarrollo de su exitosa vida personal y profesional. Que Viva la vida, el amor y esperanza de nuestros hijos que deben construir mañana ese nuevo puerto!!!
Ese cantico será tan hermoso, cuando mañana los veamos liderar procesos en empresas e instituciones, con éxitos; otros gobernando, construyendo y edificando en otro comunidades y seres humanos.