Paradoja sentido común

El Padre eterno nos ha enseñado; amaras al Señor tu Dios con toda tu alama, con todo tu corazón y al prójimo como a ti mismo. Expresión profunda de fe, de amor y de esperanza, para el día de hoy, mañana y siempre. Desafortunadamente, no la entendemos ni mucho menos la practicamos, se nos olvida, como se nos olvida la práctica más esencial de cada uno de los conceptos sagrados. Ese valioso ejemplo empieza por casa y con los suyos, porque todos los seres queridos, son ejemplo de entendimiento, amor y de comprensión, la enseñanza de esos grandes valores y modales. ​

El gran maestro de los maestros, el Señor murió en la cruz por dar su valioso ejemplo y nunca se le olvido el amor que le daba a su prójimo y nunca le hizo mal a nadie ni mucho menos incito a nadie hacerle mal a su prójimo. ​

Todo credo y oración profunda que se rece y practique en sus ejecutorias diarias es para cumplirlas sin vacilación alguna; por lo tanto, es inaceptable que se trate con privilegios e injusticias a unos bien y otros muy mal; se defiende a unos con imparcialidad y maltrata a otros con impureza e injusticias, que afectan duramente al alma, corazón, cuerpo y espíritu. ​

Tratan muy mal a sus seres queridos como si no fueran sus propios hijos, Dios trato a todos por igual, así como daba sus oraciones y bendiciones, dio ejemplo a todos por igual, no fue oportunista ni ventajoso, no saco partido de nada, no hizo que a nadie le quitara nada, lo que no le pertenece e hizo respetar todos los favores que le pertenecían a cada cual e hizo a un lado, al ser humano que tocara lo que no era suyo; mucho más inaceptable que se tocara y cogiera para él lo que se lo otorgaba bajo su cuidado y responsabilidad, la ética no es transferible e impostergable y negociable a posibles favores, de otros seres. ​

El divino Maestro nos indico sabiamente, que se ganaran el pan con el sudor de la frente; ósea, que todos los días de los días, nosotros sus hijos y semejantes debemos estar trabajando para atender todas nuestras necesidades. ​

Ese es un deber ser, de todos los seres sobre la faz de la tierra, para trabajar y trabajar no incitar a otros a tocar y coger lo que no es suyo y no les pertenece. Todos tenemos que restituir de una manera u otra lo que no nos pertenece, o de nuestra propia dejación personal, descuidos, malquerencias, desdoro, injurias, calumnias, mentiras, engaños, dolor y tristeza. 

Cada ser humano con un consciente moral, conciencia justa, equilibrada y razonable; es el inconsciente colectivo, que genera la responsabilidad de cuidar y mantener el orden y el equilibrio.

Que la Providencia Divina nos guie y nos guarde, nos dé y permita paz y tranquilidad, para que el continuum de compensaciones en vida, nos de lo que hemos cosechado y sembrado, nos permita recibir luces día a día para seguir y seguir el camino de gestas y actuaciones. Por siempre.