La Tierra

Esta Celebración debe realizarse todos los días, el Día Internacional de la Madre Tierra para recordar que el planeta y sus ecosistemas nos dan la vida y el sustento permanente. 

Debe ser tan simple y sencillo, que debamos admitir esta celebración como algo nuestro y una gran responsabilidad cívica y colectiva, como nos lo recuerda la Declaración de Río de 1992. ​

Es un gran deber humano, más que racional de fomentar siempre la harmonía con la naturaleza y la Madre Tierra para alcanzar la perenne vida del ser humano y las que mantiene en su medio, al mantener el más elemental y justo equilibrio entre las más básicas necesidades económicas, sociales y medioambientales de las generaciones presentes y futuras. ​

Este gran recuerdo de nuestro inconsciente colectivo que nos da la oportunidad de compensar el uso y desgaste que le proporcionamos a nuestra madre tierra, tan solo con colocar nuestro pies en un lugar firme y seguro y poder caminar en un ambiente limpio, para respirar oxigenadamente vida natural. ​

Este día tan solo ofrecemos la más mínima compensación, al brindarnos la oportunidad de concientizar a todos los habitantes del planeta, acerca de los múltiples problemas que afectan a la Tierra y a las diferentes formas de vida que en él se desarrollan. 

A la madre tierra le duele el injusto uso que le damos; lloran las plantas cuando no las tratamos con el cuidado que ellas se merecen, ahora que dirán los niños, ancianos y seres humanos indefensos de todos aquellos depredadores, descuidados y arrogantes seres, que la ven con mucho menosprecio. 

Es la esencia de poder vivir nuestra propia vida y es la razón de nuestro exuberante desarrollo cultura y supervivencia mínima de todos los que la habitamos. ​

Quien se puede asumir el derecho de destruir y acabar la naturaleza viva, proclamando otros intereses, en contra de la naturaleza, la vida armoniosa, la fusión entre sí: tierra, mar, medio ambiente y aire puro. 

Ruego a la sensatez humana, para generar una simple reflexión de cuidado, consideración y expedir medidas pulcras para cuidar lo que no es de nosotros; ese sí, debe ser un gran compromisos con los demás, por tan solo sentido de pura humanidad.